miércoles, 19 de enero de 2022

 Fue la otra tarde hablando con un amigo, cuando tratando de descifrar lo que para mi es vivir, se me ocurrió esta idea.

Pensé que la vida es como un gran puzzle, al nacer lo comenzamos, en un principio es fácil, porque son pocas piezas las que tenemos que encajar y aunque estamos empezando a descubrirlo todo, las únicas preocupaciones a la que tenemos que hacer frente, son las de comer y dormir, ya que de lo demás ya se encargan esas dos personas grandes que andan siempre pululando a nuestro alrededor y que son importantísimas para ir encajando piezas.

Nuestros padres son los que nos ayudan a ir colocando las primeras y quizás las más importantes, porque nos dan unas bases para empezar todo el entramado.

Todo es normal, tanto por nuestra parte como por la de ellos.

Nosotros empezamos ahora, ellos ya están de vuelta de todo.

Nosotros descubrimos nuevas cosas, ellos ya van por la síntesis. Nosotros vemos tan solo el momento presente, ellos ven una vida entera. Nosotros nos creemos capaces de todo, ellos se creen indispensables hasta para la menor cosa.

Nosotros vemos pasar el tiempo quizás demasiado de prisa, a ellos les cuesta creer que tú no eres el “mocoso” de siempre. Nosotros somos una libertad que se yergue; ellos, una autoridad que se siente algo amenazada.

Nosotros nos sentimos revolucionarios por naturaleza y quizás por ignorancia; ellos son conservadores por experiencia.

Y lo mejor del caso es que será siempre así hasta la consumación de los siglos. Porque si hay alguna cosa de lo que no cabe duda es de esto, los mismos reproches que hacemos a nuestros padres, ellos se los hicieron a su vez a nuestros abuelos, y nuestros hijos los dirigirán a nosotros algún día, quizá aún con más violencia.

Es una ley de la humanidad. Lo malo es que lo hombres tendemos a tener la memoria corta.

Ellos en su experiencia de la vida han ido aprendiendo mucho, sin embargo somos nosotros, los que tenemos que hacer nuestra vida, cada cual la suya.

Y cada persona, cada situación y cada momento son nuevas piezas que ir encajando en nuestro gran puzzle.

En muchas ocasiones dudamos de donde colocar la pieza que en ese momento cae en nuestras manos y nos sentimos confundidos, porque no sabemos si va al lado de nuestro corazón o tan solo esta allí para ayudarnos a recolocar otras que andan sueltas y no encontramos su sitio justo.

Igual que cuando abrimos la caja, día a día hay cosas nuevas que añadir, algunas son poco importantes o quizás a primera vista pueda parecerlo, pero al igual que son muchas las piezas que componen un cielo azul, todas tienen un valor incalculable, porque si falta tan solo una, las demás no tienen sentido.

El ser humano es soñador por naturaleza, lo que hace que muchas veces pierda el norte real de las cosas, tenemos tantas ilusiones, hacemos tantos planes en base a lo que hemos soñado, que cuando estos fallan o no se cumplen tal y como habíamos esperado, el abatimiento nos inunda, son esos momentos en que nos encontramos con un montón de piezas y no sabemos que hacer con ellas.

Y es que no siempre depende de nosotros mismos, el conseguir que estos sueños se realicen, es cuando se mezclan las piezas de otro puzzle para formar uno mas grande.

Entonces hay un tiempo de desbarajuste total, diferentes paisajes, diferentes momentos que cada cual ha vivido por su lado y que tan solo con mucha paciencia, una gran dosis de comprensión y mucha fuerza de voluntad se pueden ir superando.

Son esas vivencias que a lo largo de todo este tiempo hemos tenido las que nos forman como personas, en las que nuestra personalidad se basa, para que a la hora de reaccionar ante estos momentos de desconcierto, tomemos las decisiones más oportunas.

Y aunque no siempre son las mejores, ni las que nos hacen más felices, tenemos que colocar esas piezas también, encajarlas como mejor podamos dentro de nuestra mente y lo que es mas importante dentro de nuestro corazón.

En muchas ocasiones complicamos las cosas mas sencillas, gracias a Dios los hombres tenemos el don de la palabra y cuantas veces desperdiciamos esta gracia y callamos en los momentos en que una sola palabra haría que encajaran cien piezas de golpe.

Y ¿por qué? Por nuestros miedos, tantos miedos que nos detienen, tantos miedos que nos coartan.

Que pensaran los demás de mi si en este momento encajo esta pieza en mi vida, que dirán de mi si no hago, precisamente, lo que ellos esperan que haga.

Y hasta ese extremo llegamos a condicionar nuestras vidas, que en la mayoría de casos, nos perdemos lo mejor que nos tiene guardado.

Las sorpresas que nos depara el destino y que hacen que merezca la pena seguir sin rendirse.

A veces esos trozos que forman nuestro puzzle cambian de valor y lo que hasta hace un tiempo era pieza base en nuestra vida, en donde giraba todo a su alrededor, por un motivo u otro pasa con el tiempo a un segundo plano.

Podrían ser los amigos que en nuestro camino encontramos y que en su momento son tan importantes y que el tiempo o la distancia hacen que se olviden, aunque no del todo, porque cada una de las personas que a lo largo de nuestra vida conocemos hace que se enriquezca esta.

Inevitablemente algunas dejan un rastro de dolor a su paso y una marca de la herida que causo, que como una pequeña cicatriz, en un principio duele a rabiar, para acabar dejando tan solo una señal que con el tiempo, casi ni la vemos o que solo nos acordamos de ella en contadas ocasiones.

Son surcos de unión entre pedazo y pedazo, necesarios para que todo encaje, porque al igual que no sabríamos distinguir entre penas y alegrías, sino hubiera de las dos cosas para poder comparar, tampoco sabríamos cuando algo es bueno, si no tuviésemos algo de malo.

Disfrutamos el doble de un día de sol si el anterior fue triste y lluvioso.

Ya se que son tópicos, pero cuantas veces en situaciones que nos creemos al limite de nuestras fuerzas, cuando no encontramos la salida, cuando parece que todo nuestro puzzle se nos cae encima, porque alguien ha dado un fuerte golpe encima de la mesa y nos ha descolocado todo.

Olvidamos que no es así, que de una forma u otra se sale, mas o menos dañado, pero mientras se tiene un aliento y un latir en el corazón, el paisaje de nuestra vida seguirá pintándose pieza a pieza.

 

 No dejes que termine sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie te quite el derecho de expresarte, que es casi un deber. No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.

No dejes de creer que las palabras y la poesía sí pueden cambiar el mundo. Porque pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.

Somos seres humanos llenos de posibilidades.

La vida es desierto y oasis, nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.

No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores, el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso. No te resignes. Huye!!
Emite tu alarido sano por los techos de este mundo.

Valora la belleza de las cosas simples, y también la simpleza de la belleza.

No traiciones tus creencias, todos necesitamos aceptación, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transforma la vida en un infierno. Disfruta el pánico que provoca tener la vida por delante.

Vívela intensamente sin mediocridades.

Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte.

No existe nadie tan sabio que no pueda aprender algo nuevo, como tampoco hombre tan pobre que no tenga algo por enseñar.

¡¡Aprende!! pero sobre todo aprende a vivir.

¡¡Enseña!! No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas..

 


La contaminación, un problema urgente para el planeta

La contaminación de nuestro medio ambiente es uno de los hechos más preocupantes y la vez polémicos.

La Tierra es un planeta único en el sistema solar. Con una diversidad de vida increíble, el hombre no se da cuenta que posee un regalo irrepetible en donde desarrollar su existencia.

El tema de la contaminación de nuestro planeta no es algo nuevo, pero se podría afirmar que hoy día su estudio requiere una especial importancia. ¿Porque? Simplemente porque ahora más que nunca el hombre está contaminando.

Varios estudios realizados por expertos han demostrado que la contaminación del aire, del suelo y del mar en los últimos cien años ha sido mayor que lo producido en varios siglos de la historia.

Otra de las conocidas consecuencias, es el fenómeno conocido como cambio climático. Al respecto, señala la Unión Europea, "El cambio climático es uno de los mayores desafíos a que deberá responder la humanidad en los próximos años. Incremento de las temperaturas, deshielo de los glaciares, multiplicación de las sequías y de las inundaciones: todo apunta a que el cambio climático ha comenzado. Los riesgos son inmensos para el planeta y las generaciones futuras, lo que nos obliga a actuar de forma urgente"

La falta de conciencia y responsabilidad

El planeta tierra es el hogar de la humanidad. Lo lógico será que se procure cuidar, como toda persona lo hace, de su propia casa. Sin embargo, está claro que no es esto lo que está ocurriendo actualmente.

Cada día, vemos a personas de todas las edades tirar a la calle sus desperdicios. ¿Qué evidencia eso? Evidencia una falta de educación.

El mundo está cambiando. La crisis económica, ambiental y social son diferentes manifestaciones de un modelo de desarrollo insostenible basado en los principios de explotación de los recursos para extraer el máximo beneficio en el menor tiempo posible, sin considerar el impacto que esto genera en los ecosistemas y las poblaciones.

La responsabilidad es un sentido de conciencia.  En otras palabras “es darse cuenta”. Comprender que debemos ciertas actitudes, ciertas opciones.

Al ser responsable, comprendemos que una situación determinada, requiere a su vez de una acción concreta que vaya acorde a las características de esa situación.

Esta capacidad de poder ver y comprender, debe ser estimulada desde temprana edad. Si a un niño no se le enseña determinados valores a la edad adecuada, es muy probable que ya no los aprende en el futuro, o que sea mucho más difícil que los asimile.

Un grano de arena para un cambio radical

Una creencia común es que, lo que hace una sola persona, no tiene peso o influencia alguna. Tal razonamiento carece de fuerza. Es esta forma de pensar lo que realmente frena la expansión de una mayor conciencia ciudadana en lo que respecta al cuidado del medio ambiente.

La organización, Greenpeace, por ejemplo, realiza varias actividades invitando siempre a las personas a ser partícipes de campañas que buscan crear ese sentido de responsabilidad hacia el planeta. Una manera de aportar seria participando en ellas.