sábado, 15 de noviembre de 2014

Para un momento y piensa en la razón de tu existir. Sí, para un momento. En tu trabajo o en la casa; para de hablar y de moverse. Por un minuto, o menos, mírate internamente y piensa: ¿Cuál es la razón de mi existir? Y entonces, camina. Camina sin parar, porque ya sabes adonde tienes que ir. Deja que los pies de las experiencias te lleve más allá del horizonte y disfruta este autoliderazgo tan positivo. Camina enfocado en una meta específica y verás a otros caminar contigo. 

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