jueves, 11 de octubre de 2018

Hojas muertas vuelan por el beso en otoño.
Y por un sabio cascarón de aire, se ultrajan ramas.
Al caer la brisa fría tras la calle;
y por el corazón desnudo:
Existe un pecado de estación
royendo un viaje idóneo por el cristal.
-Han perdido el color de limonar
un verde que su mudaba al renglón
desde los arbustos hasta la costumbre de vivir.
Hoy no existen flores
ni vida en los cogollos.
Ya no existen paradojas al llegar el sol,
la paleta de color pastel... al amanecer.
Solamente gracia por lo fértil
que un día fue terrenal. Ahora llueve,
y el olor fresco a tempestades
hurga juicios en el cielo, aquí y allá .
-O donde no se necesita respirar.
Hojas vuelan como peces muertos por esta ciudad
de extintas municiones.
Y arrecifes vegetales gimen monotonía
al aire crudo;
como credo al árbol que las incitó ser cruz.
Las cortezas hablan por su cuello de un modo genial.
Hoy no existe flora que cultive mi identidad...
Hojas vuelan como peces muertos por la secuencia . De cualquiera. Parque central.

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