viernes, 4 de diciembre de 2015


Algunas veces te pasan cosas
que parecen horribles, 
dolorosas e injustas, 
pero luego comprendes 
que si no las hubieras superado, 
nunca hubieses realizado tu potencial,
tu fuerza o el poder de tu corazón.
Todo pasa por una razón en la vida.
Enfermedades, heridas, ausencias,
amores que se quiebran,
momentos perdidos
de grandeza o puras tonterías.
Todo ocurre para probar los límites de tu alma.
Sin estas pequeñas pruebas
la vida sería como una carretera
recién asfaltada, suave y lisa,
pero que no conduce a ninguna parte.
Aún se puede aprender de las malas experiencias.
Es más, quizá sean
las más significativas en nuestras vidas.
Si alguien te hiere o te traiciona,
dale las gracias
porque te ha dado la oportunidad de perdonar,
y a tener más cuidado de escoger
a quién le abres tu corazón.
Si alguien te ama, ámalo tu también,
no porque te ame
sino porque te ha enseñado a amar
y a ver las cosas pequeñas de la vida.
Permítete enamorarte,
liberarte y poner la vista en un lugar bien alto.
Repítete a ti mismo
que eres un individuo magnífico y
¡CRÉELO!.
Si no crees en ti mismo, nadie lo hará.
Crea tu propia vida y
¡VÍVELA!.
Arriésgate a ser lo que eres

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