jueves, 27 de septiembre de 2018

Un hombre fue llamado a pintar un bote en la playa. Llevó su pintura y su brocha y lo empezó a pintar de un color rojo brillante, según lo habían contratado. Al empezar a pintar, notó que la pintura se escurría por el fondo de la embarcación. Se dio cuenta entonces que había una fuga y decidió arreglarla.
Al terminar de pintar, cobró el dinero por su trabajo y se fue.
Al día siguiente el propietario del bote le entregó al pintor un cheque por una suma grande. El pintor se sorprendió. “Usted ya me pagó por pintar el bote,” le dijo.”Era algo tan pequeño que no quise ni cobrarle. ¿ Está seguro que me está pagando esta enorme cantidad por algo tan pequeño?”
“Mi querido amigo, usted no entiende. Permítame explicarle.”


“Cuando le pedí que pintara el bote, se me olvidó mencionarle sobre la fuga. Cuando el bote estaba listo y seco, mis hijos tomaron el bote y salieron a pescar. Cuando descubrí que habían partido en el bote, me puse histérico. Recordé que el bote tenía una fuga ¡Imagínese mi alivio y felicidad cuando los vi volver sanos y salvos! Examiné el bote y vi que usted había reparado la fuga. Ahora, ¿ve lo que hizo? ¡Usted salvó las vidas de mis hijos! ¡No tengo suficiente dinero para pagarle por su ‘pequeña’ buena acción!”

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