viernes, 15 de diciembre de 2017

En estos tiempos tan materialistas y convulsionados por los cambios, la ambición de poseer y la necesidad de encontrar seguridad hacen que las emociones más negativas (el temor, el egoísmo, la envidia, la venganza, la mentira, la indolencia, la apatía, la violencia) se desaten dentro de la gente, haciendo que su comportamiento equivocado sea la causa que mantiene y acrecienta el malestar general. Hay días en que salir a la calle nos da una sensación de estar en el medio de la jungla, donde el vivir, para muchas personas, se torna una tarea difícil de cumplir.
La generosidad y el altruismo forman parte importante de la naturaleza humana. Aun cuando la educación que recibimos durante la infancia y las condiciones que acompañaron nuestro crecimiento y desarrollo hayan sido adversas y negativas, estos valores se encuentran presentes y dormidos dentro de cada uno de nosotros. La inclinación a la ayuda solidaria y el interés por el bienestar de los demás son innatos en el ser humano.
Todos podemos recordar casos de personas que sacrificaron parte de su tiempo, de sus deseos e inclusive de sus necesidades -y hasta su vida- para ayudar a alguien en momentos de emergencia. ¿El motivo? Esa inmensa fuerza interior que nos impulsa a hacer actos generosos y heroicos por otros. ¿La recompensa? El placer inmenso de colaborar y contribuir para mejorar la sociedad donde viven.
Son muchas las acciones generosas que podemos realizar a diario: detenernos a ayudar a una persona que en la calle precisa orientación, salir unos minutos más tarde del trabajo para colaborar con un compañero que necesita terminar una tarea urgente, preparar un par de platos extra de comida caliente para compartir con esas personas que sabemos que lo necesitan, hacer algún tipo de colecta para reunir ropa y compartirla con otras personas más necesitadas que nosotros…
La mayoría de las personas que tienen conductas generosas comparte un mismo anhelo: el de inclinar la balanza para favorecer siempre a los más necesitados y contribuir con el bienestar de los demás.
La empatía es la capacidad de estar conscientes de los sentimientos, del sufrimiento y de las necesidades de las personas. También permite que nos coloquemos en el lugar de los demás, para comprender su comportamiento y muchas de sus reacciones. Aumenta nuestro nivel de tolerancia y nos ayuda a desarrollar la humildad suficiente que nos impide sentirnos superiores y desconectados de los demás. Igualmente nos ayuda a vivir la relación con nuestros familiares, a través de la gratitud y el reconocimiento de todo lo bueno que nos dieron, sanando cualquier recuerdonegativo para que brote el amor incondicional que sane y fortalezca el vínculo que nos une.
La generosidad es un camino directo hacia nuestro crecimiento persona

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