sábado, 28 de marzo de 2015

De repente, en un instante
aparecen los pájaros,
reunidos en pleno vuelo
y planeando muy bajo.
Revolotear de alas
de golondrinas de paso,
estas aves peregrinas
cubren las nubes de blanco.
Ya se percibe en el viento
el perfume de los nardos,
y en el celeste cielo
asoma el sol deslumbrando.
Y hace que los árboles
se cubran de esmeralda,
y de terciopelos rojos
los jardines de las casas.
Estos cambios que nos trae
la primavera añorada,
que permite que florezca
la esperanza marchitada.

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