sábado, 20 de junio de 2015

La semana pasada tiré el preocuparme, se estaba poniendo viejo y me estorbaba. Me impedía ser yo mism@; no me dejaba actuar a mi manera. Tiré esas inhibiciones; no dejaban lugar para mí. Hice lugar para mi nuevo crecimiento; me deshice de mis viejos sueños y dudas. Tiré un libro sobre mi pasado, total, no tenía tiempo para leerlo. Lo reemplacé con nuevas metas y empecé a leerlo hoy. Tiré los juguetes de mi niñez, ¡cuánto los adoraba!. Conseguí una nueva filosofía, también tiré la de mucho tiempo atrás. Compré algunos nuevos libros también, llamados: "puedo", "haré" y "debería".
¡Ay!, si hubierais visto el polvo. Tomé esta cosa especial que encontré y la puse en la puerta principal, se llama paz. Ya nada me puede abatir. Y ahora mi casa está muy linda. Todo se ve bien. Para cosas como preocupaciones y problemas, simplemente no hay lugar. Es bueno limpiar la casa, deshacerse de tanto, realmente vuelve todo más alegre. Si no nos deshacemos de las cosas viejas no habrá lugar para las nuevas. Abrir la posibilidad de que las cosas no sean como vinieron.

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